Por Liubomir Grigórevich Beskrovny

Extraído del libro Русская армия и флот в XVIII веке [El ejército y la flota rusa en el siglo XVIII]. Moscú:
Editorial Kniga po trebovaniu, 2012, p. 507-520

 Traducido del ruso por Juan Pablo Duque Henao

Revisado y corregido por Juan Pablo Duque Henao

Editado por José Escalona Briceño
 

El Tratado de Küçük Kaynarca fue de gran éxito para Rusia. Turquía reconoció Crimea y las regiones limítrofes tártaras (de Budzhak y Kubán) como territorios “completamente libres e independientes de cualquier poder externo”. El Imperio recibió además las tierras entre el Bug y el Dnieper; las fortalezas de Kinburn, Kerch y Yeni-Kale en Crimea; la ciudad de Azov y toda las tierras hasta Kubán; así como la Gran y la Pequeña Kabardia. Con respecto a Moldavia y Valaquia, al gobierno ruso le otorgaron el derecho de “hablar en representación de estos dos principados”[1].

El tratado fue de gran importancia para el futuro desarrollo económico del sur de Rusia, que obtuvo la salida al mar Negro, a través de la cual sus productos podrían llegar a Europa occidental. Por último, la paz fortaleció la posición de Rusia en el panorama internacional y elevó su prestigio ante los ojos de los pueblos balcánicos, que entendieron que era imposible independizarse de Turquía sin el apoyo del pueblo ruso. 

Así, los éxitos del ejército y la flota rusa se consolidaron por vía diplomática. El 5 de noviembre de 1774, este acuerdo fue ratificado por el sultán turco sin ninguna objeción. El retraso en la ratificación fue resultado de intrigas entre Francia y Austria, que incitaban al sultán a continuar la guerra.

Rusia no pudó resolver por completo el problema del Mar Negro en la guerra de 1768-1774. La verdad es que Crimea fue declarada independiente, su límites fronterizos pasaban en el occidente por el río Bug y en el sur, por el Kubán. La independencia de Circasia también fue reconocida. Rusia adquirió importantes puntos estratégicos: Kerch, Yeni-Kale y Kinburn. Todo esto facilitó en gran medida el desarrollo económico del sur de Rusia. Sin embargo, en la costa norte del Mar Negro aun quedaban algunas fortalezas desde las cuales Turquía, disponiendo de una flota fuerte, podía amenazar a Rusia con nuevos ataques.

Turquía intentó reiteradamente violar el Tratado de Küçük Kaynarca con el objetivo de recuperar la península de Crimea, apoderarse de Circasia y someter Georgia. El gobierno turco puso sus esperanzas en los tártaros de Crimea y los nogayos, los incitaba todo el tiempo a sublevarse, a fin de crear un pretexto e introducir sus tropas en Crimea para “proteger” a los musulmanes de los rusos.

El primer intento de los turcos para recuperar Crimea se hizo un año después de la guerra. El sultán, mediante un acto unilateral, asignó a Devlet Giray como kan de Crimea y envió allí un destacamento de 10 mil soldados para apoyar a su protegido. Las tropas desembarcaron en Kefe (Hoy Feodosia. Nota del editor).

Después de subir al trono del kanato, Devlet Giray comenzó a reunir fuerzas para actuar en contra de Rusia. Sin embargo, gran parte de la nobleza tártara no lo apoyaba a él, sino a otro candidato al trono, Shahín Girái, partidario de cooperar con Rusia.

Por esta razón, el gobierno ruso envió sus tropas hacia Perekop. El general Prozorovsky recibió la siguiente misión: aislar a Devlet Giray, ayudar a sus enemigos a elegir como kan a Shahín Girái y obligar a los turcos, recién desembarcados en Kefe, a dejar Crimea[2].

Todo esto era necesario hacerlo sin llegar a ningún tipo de enfrentamiento militar. El mismo Prozorovsky no pudo cumplir la misión y encargó a A.V. Suvórov su cumplimiento[3].

A principios de marzo de 1777, las tropas de Suvórov salieron de Perekop y ya para el 18 de marzo se apoderaron de toda la parte central de Crimea. La población acogió a los rusos de manera amistosa. Solamente en pleno centro de Crimea, los partidarios de Devlet Giray trataron de resistirse. Suvórov, sin embargo, hizo una maniobra de flanco con el fin de cortarle a los tártaros las vías de retirada de las montañas y aislarlos. Esta maniobra fue suficiente para que la caballería tártara se retirara sin luchar y a toda prisa hacia las montañas. “Cerca de Karassubazar, dispersé a los grupos enemigos del kan Shahín Girái mediante algunos movimientos”[4], - escribió Suvórov.

Después de esto, las tropas de Suvorov llegaron a Kefe. El destacamento turco embarcó en sus buques y partió de regreso. Junto a él, huyó también Devlet Giray.

Shahín Girái, elegido para el trono del kanato, se dirigió a Suvorov con el fin de que este mantuviera a las tropas rusas en Crimea y estableciera el orden. A finales de marzo de 1776, las tropas rusas se tomaron toda la península. Sus centros de concentración eran Bajchisarái y Aqmescit, desde donde era posible atacar en cualquier dirección. Así, Suvórov cumplió una misión muy difícil en corto tiempo.

El 29 de marzo de 1777, el Diván turco se vio obligado a reconocer a Shahín Girái como kan de Crimea. Esto no impidió que los turcos intentaran, una vez más, poner en el trono de kan a su protegido.

En otoño de 1777, la flota turca echó anclas en la bahía de Ajtiar  “para provocar conflictos entre rusos y tártaros”. Los turcos comenzaron a buscar un motivo para desembacar y sabotear el orden. Suvórov, al llegar a Ajtiar, advirtió a Haji Mohammad Ali de las consecuencias en caso de que intentara desembarcar y le exigió que se retirara de la bahía. Sin embargo, los turcos continuaron a la espera de un momento oportuno. Entonces, Suvórov mandó construir baterías de costa en ambos lados de la bahía. Mohammed Ali se dio cuenta de que su escuadra podría ser destruida por las baterías de costa en cualquier fuego cruzado, y abandonó Ajtiar. “Me complace ver - escribió Rumyantsev a Suvórov - que las medidas tomadas por usted para proteger las orillas y los embarcaderos de la península de Crimea de un posible desembarco de tropas turcas ...impidieran cualquier tentativa de guerra por parte de los turcos ”[5].

En 1778, Turquía hizo un nuevo intento de provocar una guerra. La flota turca se acercó a las orillas de Crimea, con el fin de destruir los barcos rusos y desembarcar en Kefe y en Sudak. Rumyantsev propuso a Suvórov tomar medidas para impedir el desembarco de las tropas turcas y ordenó a la Flota del Mar Negro prestar ayuda a las fuerzas terrestres[6].

Las cartas del capitán Gazi Hasan Pasha y de Gazi Ali Pasha declaraban los buques de guerra rusos como barcos de corsarios, por tanto, deberían naufragar. Suvorov respondió a las misivas que tales pronunciamentos eran una “evidente muestra de hostilidad” por parte de la Sublime Puerta y, al mismo tiempo, advirtió que si los turcos atacaban Crimea, él estaba dispuesto a recibirlos con “mano dura”[7]. En caso de que los buques de guerra turcos asaltaran  los rusos o hicieran algún tipo de desembarco, Suvórov consideraría responsable al comando de Turquía. Los turcos no se atrevieron a iniciar las operaciones militares y la escuadra regresó a sus costas[8]. Al no poder obtener éxito, el gobierno turco se vio obligado a firmar una “convención explicativa” en el Palacio Aynalikavak[9] en marzo de 1779. En ella reconocía, por segunda vez, la independencia de Crimea.

La amenaza de posibles ataques de las tropas turcas a Crimea obligó al gobierno ruso a tomar medidas para garantizar la seguridad de la población cristiana que vivía allí. Los crimeos cristianos fueron trasladados a Ucrania y a las estepas cerca del mar de Azov. Esta medida causó un grave descontento en la nobleza de Crimea, puesto que el kanato perdió su principal fuente de recaudación de impuestos. Así, el terreno para la anexión definitiva de Crimea estaba preparado.

En enero de 1783, el gobierno ruso anunció “la admisión de la península de Crimea y el territorio del Kubán al Imperio”. Shahín Girái fue enviado a Vorónezh para residir allí de manera permanente[10].

La diplomacia europea no opuso resistencia ante este acto. Austria, luego Inglaterra y Prusia, reconocieron las acciones de Rusia como legítimas. Solamente la diplomacia francesa se preocupó. No obstante, los ingleses, interesados ​​en el apoyo de Rusia para concretar la firma del Tratado de Versalles de 1783, ejercieron influencia en ella: Francia, agotada por la guerra, no solamente aceptó las acciones de Rusia, sino incluso la ayudó a firmar la Convención sobre la cesión de Crimea[11] el 28 de diciembre de 1783 (el 8 de enero de 1784).

Aún más difícil era el problema del Cáucaso. Turquía no quería perder las tierras en el Cáucaso Norte, aunque de acuerdo al Tratado de Küçük Kaynarca estaba obligada a “renunciar a todo derecho, no importa de qué clase fuera, sobre las fortalezas, ciudades, viviendas y todo lo demás en Crimea; así como a tener guarniciones y militares en Kubán, en la isla de Tamán ..dejar que los tártaros gozarán de libertad e independencia como el Imperio ruso lo había hecho”[12].

A partir de 1776, los emisarios turcos comenzaron a agitar a los nogayos y a los adigueses, tratando de provocar un levantamiento armado contra Rusia. Ellos exigían a estos pueblos montaraces jurar fidelidad al Sultán y para amedrentarlos emprendieron la construcción de un importante número de fortalezas a lo largo de la costa del Mar Negro. En el período de 1779-1789 se construyeron las fortalezas de Sujuk-Qale, Anapa, Sujumi, Poti y Batumi. Además, se erigieron algunas fortificaciones. Los gobernantes turcos creían que gracias a estas fortalezas sería posible doblegar a los circasianos en el Cáucaso y después obligarlos a actuar en contra de Rusia. Los habitantes de esta zona montañosa comprendían bien la importancia de las fortalezas y ayudaban, con poco entusiasmo, a construirlas. Por lo tanto, el comando turco se vio en la necesidad de encargar la construcción de fortificaciones a tropas especiales.

El mando ruso que se encontraba en el Cáucaso (primero encabezado por el Teniente General Potiomkin  y luego por el Teniente General Leontev) seguía con atención las artimañas de los turcos. El único contrapeso a las fortalezas turcas en construcción era una línea de fortificaciones propias. Esta importante misión se encomendó a A.V. Suvórov, quien la resolvió en dos años.

En un breve periodo de tiempo, Suvórov construyó la línea del Kubán, que protegía las estepas del Kubán de cualquier invasión turca y creaba las condiciones necesarias para el  ingreso de esta región al Imperio ruso (estas estepas pertenecían jurídicamente Kanato de Crimea, vasallo del Imperio otomano). Después de la anexión de Crimea a Rusia, las tierras del Kubán también fueron incorporadas al Estado ruso. El gobierno ruso esperaba la reacción de Turquía no solamente en Crimea sino también en el Cáucaso.

Para evitar ataques turcos en el Cáucaso, se decidió poner en pie de guerra a los cosacos del Don y a la unidad militar del Kubán. Para junio de 1783, las tropas del Kubán se concentraron en en el fortalecimiento de Yeisk y los regimientos del Don, en el río Kagalnik. Suvórov comenzó las negociaciones con los mirzas nogayos y convocó dos veces a sus  líderes en Yeisk. En junio de 1783, Suvórov anunció a los jefes nogayos la anexión de Crimea y Kubán, y aceptó su juramento de fidelidad a Rusia. Las tropas rusas salieron por segunda vez a las orillas del Kubán y comenzaron a ocupar su nueva frontera.

Los jefes nogayos se dirigieron a Suvórov con la solicitud de mudarse a las estepas del río Manych pero el general, a la vez, recibió de Potiomkin la instrucción de trasladar a los nogayos a las estepas del Mar Caspio.

Esta decisión causó conmociones entre los nogayos, reunidos ya en la región del fortalecimiento de Yeisk para su reasentamiento en el Este. Incitados por los emisarios turcos, intentaron tomarse el fortalecimiento pero fueron combatidos y se retiraron a la corriente media del río Kubán y el Labá. Potiomkin pidió a Suvórov que “considerara a los nogayos rebeldes, no súbditos de Rusia sino enemigos de la patria, merecedores de cualquier castigo a mano armada”[13].

A principios de octubre de 1783, las tropas de Suvórov llegaron al Kubán, pasaron a la orilla izquierda y derrotaron a la caballería nogaya. Después, una parte de los nogayos se mudó al Volga, y otra, se fue a las estepas del Kubán.

El 28 de diciembre de 1783, Turquía reconoció la frontera rusa en el Kubán.

Igualmente difícil era la cuestión de Georgia. De acuerdo al Tratado de Küçük Kaynarca, Georgia era un estado soberano. Sin embargo, su fragmentación feudal no le permitía ser fuerte. Georgia se encontraba constantemente bajo las amenazas de una nueva invasión. El rey Heraclio II sabía que solo no podría hacer frente a Irán o a Turquía, y en 1782, se dirigió al gobierno ruso solicitando hacer de Georgia un protectorado del Imperio.

El gobierno ruso respondió con agrado a esta solicitud. Ahora, después del ingreso de Kabardia al Imperio, Rusia tenía una frontera común con Georgia y podía prestarle ayuda. En 1783, en Gueórguiyevsk, se firmó un “tratado amistoso” según el cual “ ...el rey de Kartli y Kajetia, en nombre suyo, de sus herederos y sucesores, renuncia solemnemente y para siempre a todo vasallaje; sin importar cualquier otro de sus títulos, renuncia también a depender de Persia u otra potencia y anuncia ante todo el mundo que no reconoce para sí mismo ni para sus sucesores otro poder supremo y absoluto diferente... al del trono ruso”[14]. 

De acuerdo a uno de los artículos secretos del tratado, Rusia envió a Georgia dos batallones de infantería con cuatro cañones. Con el fin de garantizar una comunicación estrecha entre los pueblos, se decidió también construir una carretera a través de la cordillera caucásica y erigir la fortaleza de Vladikavkaz al principio de la misma.

La firma del tratado con Rusia salvó a Georgia de una nueva invasión turca. Después de haber perdido Crimea, Turquía prestó mucha atención a la región de Transcaucasia: se negó decisivamente a reconocer el protectorado ruso y tomó las medidas necesarias para recuperar Georgia, usando a los azerbaiyanos, lesguínos, cabardinos y otros pueblos daguestanos.

En 1783 y 1784, Turquía envió emisarios a Daguestán, Ajaltsije y Azerbaiyán, con el objetivo de concluir una alianza con ellos. Por entonces comenzaron de nuevo los ataques de los lesguínos contra Georgia. Particularmente grave fue el intento de aplastar Georgia en 1785 pero las tropas ruso-georgianas rebatieron a los atacantes en la carretera militar de Georgia y en algunas ciudades[15]. Prestando apoyo a Heraclio II, el gobierno ruso tenía la esperanza de crear un ejército georgiano permanente. Sin embargo, la fragmentación feudal del reino impedía resolver este problema, y es así como Heraclio II siempre pedía a Potiomkin ayuda no solamente con el armamento, sino también con las tropas.

Los continuos ataques de lesguínos y turcos contra Georgia obligaron al gobierno ruso a exigirle a Turquía el cese de fuego en territorio georgiano y la renuncia a cualquier tipo de  vasallaje entre los dos pueblos. El  Gobierno de Catalina creía que principalmente Francia y Prusia apoyaban a Turquía en su política en el Cáucaso. En una carta al embajador ruso en Constantinopla, Bulgakov, Catalina II escribió las siguientes instrucciones en cuanto a Georgia: “Decirle no solamente a los turcos, sino también al embajador ya mencionado (es decir, el embajador francés, Choiseul-Gouffier – Nota del autor), que “en nuestros asuntos en Asia no vamos a permitir ni el más mínimo cambio”[16].

Sin embargo, los gobernantes de la Sublime Puerta se negaron a cumplir las exigencias rusas de poner fin al “robo y al saqueo” de los georgianos y anunciaron que, en respuesta, seguían considerando a Georgia como su estado vasallo. El canciller Bezborodko le escribió al embajador ruso en Londres, Vorontsov,  que “los turcos no quieren perder ninguna batalla, llamando vasallo al rey Heraclio I, tratan de perturbar a los kanes persas de las costas”[17].

Rusia hizo un nuevo intento de resolver la cuestión de Georgia en 1786. Potiomkin propuso al gobierno turco convocar una reunión extraordinaria. Sin embargo, Turquía se opuso, considerando el asunto fuera de la jurisdicción internacional[18].

Bajo estas circunstancias, era necesario encontrar una solución que excluyera un ataque armado a Georgia por parte de Turquía y sus aliados. La única salida era retirar temporalmente las tropas rusas de Georgia y así descartar la posibilidad de nuevas amenazas.

El problema del Mar Negro exigió de Rusia un nuevo esfuerzo. Tras el resultado infructuoso de la Conferencia de 1786, se hizo evidente que no se podría llegar a una solución de manera pacífica. “Las exigencias de la parte turca, presentadas por el Reis Efendi y sus compañeros en la conferencia del 15 de junio, – escribió Catalina a Potiomkin – y sus respuestas a nuestras propias exigencias, demuestran claramente que es casi imposible resolver pacíficamente nuestros problemas en común y que, por lo tanto, solamente nos quedan las armas para darles fin”[19]. Catalina consideraba necesario ganar tiempo. “De seguir así, para el otoño del próximo año, tendremos más fuerza en vías terrestres y marítimas”, “...por ello podremos usar medios pacíficos para acabar nuestras discordias con la Sublime Puerta, nuestra dignidad y los beneficios estatales por venir nos lo permiten”[20].

La diplomacia rusa tenía una misión muy difícil que consistía en poner de su lado a Austria y neutralizar a otros países.

Después de la guerra ruso-turca de 1768-1774, las relaciones con Austria se mantenían en buenos términos. Rusia apoyó a Austria durante el conflicto con Prusia debido a la Sucesión Bávara, ofreciendo a ambas partes resolver el asunto por la vía pacífica. Así pues, el gobierno ruso actuó como garante del Tratado de paz firmado en Teschen en 1779.

A principios de 1781, Austria propuso fortalecer las relaciones establecidas mediante un tratado de alianza y envió a San Petersburgo al conde Cobenzl para entablar negociaciones. El tratado, firmado en mayo de 1781, era válido por un período de 7 años y estaba constituido por cartas de José II y Catalina II. De acuerdo con este documento, ambas partes garantizaban la integridad territorial de Polonia, así mismo reconocían las fronteras establecidas en el acuerdo con Turquía, y se comprometían a prestar ayuda militar en caso de ataques a uno de los países del Sacro Imperio Romano Germánico[21].

Durante las negociaciones se planteó la cuestión de Turquía. El representante de Austria, el príncipe Kaunitz, elaboró un plan para repartir las posesiones europeas de Turquía. Con tal proyecto, el gobierno austríaco esperaba consolidar la actitud favorable de la fuerte Rusia, tan necesaria para él en estos momentos. Las negociaciones sobre la cuestión turca no fueron más allá de deseos y proyectos internos, no encontraron reflejo en el tratado de alianza defensiva. Firmando el tratado, el gobierno ruso pretendía la gran ayuda de Austria, sino más bien buscaba garantizar su posición benevolente y excluir cualquier posibilidad de ataque, como aquella en la guerra de 1768-1774.

Basándose en este tratado, Catalina II exigió que Austria prestara apoyo decisivo en los asuntos relacionados con Crimea en 1783. En particular, se planteó la posibilidad de dar inicio al plan austríaco de 1782 con el fin de liberar la península balcánica del poder turco. La propuesta del gobierno ruso fue apoyada en Viena.

El acercamiento entre Rusia y Austria causó una reacción negativa en Prusia. Después del Tratado de Teschen, una Prusia descontenta comenzó a buscar maneras de debilitar la influencia rusa en Europa. A causa de esto, se produjo un acercamiento entre Prusia, Suecia y Turquía.

En respuesta a ello, la diplomacia rusa se esforzó por acentuar la rivalidad entre Austria y Prusia, manteniendo de esta manera el equilibrio en Europa Central. El gobierno ruso tuvo que empezar a considerar el riesgo de enfrentar a una gran coalición en caso de guerra con Turquía.

Las relaciones entre Inglaterra y Francia eran muy complicadas. Ambas potencias buscaban formas de acercamiento con Rusia, sobre todo después de la guerra de independencia de los Estados Unidos, que tanto había agravado la situación entre ingleses y franceses. Francia contaba con el apoyo de los EE.UU. pero salió debilitada de la guerra. En medio de difícultades económicas, trataba de lograr un acuerdo comercial con Rusia. En 1786, se firmó el acuerdo y Francia se comprometió a renunciar a la política antirrusa en Constantinopla[22]. La concertación de una alianza entre Rusia y Austria contribuyó al mejoramiento de las relaciones con Francia. Esta fue la segunda gran victoria de la diplomacia rusa.

Ahora quedaba solamente regular las relaciones con Inglaterra, que no quería que Rusia fortaleciera su poder en las costas del Mar Negro. De cualquier manera, los ingleses estaban obligados a buscar una alianza con el gobierno ruso, y para ello tenían varias razones: en primer lugar, necesitaban asegurar el apoyo de Rusia en la lucha contra Francia; y, en segundo lugar, hacerle contrapeso a Prusia, cuya consolidación no había sido prevista por Inglaterra. El acercamiento de Rusia con Austria, en cierta medida, convenía a Inglaterra, que reaccionó favorablemente a la alianza de estas potencias. Así fue como Inglaterra terminó apoyando la declaración de Rusia respecto a Turquía.

El intento de Inglaterra por lograr una unión con Rusia no tuvo éxito. Rusia no solamente no la apoyó en la lucha contra los EE.UU., sino que en 1780 actuó como organizador de la neutralidad armada, un golpe fuerte a la supremacía naval inglesa[23]. A pesar de esto, Inglaterra trató, una vez más, de crear una alianza de potencias que defendiera sus intereses y limitara el liderazgo de Rusia en Europa Central. Los ingleses apoyaban entonces las declaraciones rusas sobre la necesidad de limitar la agresión turca en Europa. La verdad, lo hacía solo para disimular. En el fondo, Inglaterra intentaba vigorizar su posición en el Mar Negro y un cierto debilitamiento de Turquía era necesario para lograrlo, sería más fácil apoderarse de una potencia  debilitada.

Tratando de agudizar las contradicciones entre Rusia, Francia y Prusia, Inglaterra comenzó a destacar el creciente riesgo de un mayor fortalecimiento ruso. La diplomacia inglesa intimidaba a Turquía, Francia y Prusia, con los planes de Rusia y Austria acerca de las posesiones turcas en Europa. Los rumores sobre la amenaza de Turquía, extendidos en la prensa, obligaron a Catalina II a desmentirlos a través de su embajador en Constantinopla [24]. Sin embargo, el gobierno turco se puso alerta y empezó a escuchar los consejos de los diplomáticos británicos en contra de Rusia.

Los gobernantes turcos procedieron con más cautela que en la guerra de 1768-1774 y se negaron a actuar sin Suecia.  Gracias al apoyo del gobierno prusiano, Suecia y Turquía llegaron finalmente a un acuerdo de acción conjunta contra Rusia.

Los agresivos planes de Prusia y Suecia causaron gran preocupación en Dinamarca, puesto que el fortalecimiento de estas dos potencias amenazaba sus intereses. El gobierno danés decidió entonces apoyar una alianza con el gobierno ruso.

En general, la situación internacional favorecía a Rusia. Algo realmente importante que cabe mencionar es el hecho de que a principios de 1788 Austria ya estaba del lado de los rusos y sus tropas no amenazaban la retaguardia en caso de una guerra en los Balcanes. El gobierno ruso esperaba ser capaz de neutralizar a Suecia y a Prusia y, de esta manera, crear las condiciones necesarias para enfrentar a Turquía.

Las relaciones entre Rusia y Turquía se agudizaron bruscamente tras la anexión de Crimea al Imperio ruso. En primer lugar, el gobierno turco intentó que Rusia renunciara a Crimea por vía la diplomática, exigiendo retirar las tropas rusas de la península y de Georgia. Además, estableció un estricto control de los barcos rusos que pasaban a través del Bósforo. En respuesta, Catalina II hizo su famoso viaje a Táuride, durante el cual se reunió con el emperador austríaco José. Las maniobras terrestres y marítimas realizadas por Potiomkin tenían como objetivo demostrar el grado de preparación militar de Rusia y Austria para resolver cuestiones de política exterior con respecto a Turquía y a Polonia[25]. El viaje de Catalina fue percibido en Europa como una demostración abierta contra Turquía. La prensa británica se encargo aumentar la tensión entre los dos países e hizo todo lo posible por incitar a Turquía a comenzar las operaciones de guerra.

El motivo que dio inicio a la guerra fue el hecho de que los turcos violaron el estatuto de los principados del Danubio y pretendían acabar con el protectorado ruso en Georgia. Por iniciativa de Rusia, que no quería hacer guerra, se convocó a una conferencia extraordinaria, pero resultó imposible llegar a algún acuerdo. El gobierno turco, que sí buscaba desencadenar una guerra, le dio a Rusia un ultimátum para devolver Crimea, reconocer Georgia como Estado vasallo turco y aprobar la inspección de todos los buques rusos que pasaran por los estrechos del Mar Negro. Turquía trataba de recuperar su posición dominante en el Mar Negro, lo que le había dado la oportunidad de saquear impunemente las tierras del sur de Rusia y oprimir a los pueblos de los Balcanes y del Cáucaso.

De esta manera, la guerra tenía objetivos expansionistas para ambas partes. Aunque la lucha de Rusia por recuperar territorios en la cuenca del Mar Negro realmente representaba los intereses del pueblo. Como resultado de las victorias del ejército ruso “ ... fueron liberados de la dominación turca, Crimea y las tierras del sur de Ucrania, lo que jugó un papel sumamente importante en el desarrollo de las fuerzas productivas de todo el país, pues se obtuvo la salida al mar que anteriormente era inaccesible”[26]. Aún más, la lucha rusa contra Turquía coincidió con los intereses vitales de aquellos pueblos de los Balcanes y del Cáucaso que durante cientos de años habían sido oprimidos por los turcos. Es por ello que Rusia encontró el entusiasta apoyo y la ayuda de estos pueblos durante la preparación y el curso de las operaciones militares. Rusia actuó verdaderamente como un liberador de los pueblos esclavizados que formaban parte del Imperio Turco. Todo esto facilitó a los gobernantes de Rusia preparar la guerra ideológicamente y hacerla popular entre amplios círculos sociales.

 

 

REFERENCIAS BIBLOGRÁFICAS

 

[1] DRUZHININA, E.I. (1955). Кючук-Кайнарджийский мир 1774 года [La paz de Küçük Kaynarca. Año 1774]. Moscú: Akademia Nauk SSSR, p. 349-360

[2] ЦГВИА [Archivo Estatal Central de Historia Militar].  Fondo No 134a, carpeta 186, folio 5-7; carpeta 197, folio 10 (reverso) -11.

[3] Sakovich, P. (1858). Исторический обзор деятельности гр. Румянцева-Задунайского и его сотрудников: кн. Прозоровского, Суворова и Бринка с 1775—1780 [Reseña histórica de la actividad del conde Rumyantsev-Zadunaisky y de sus colaboradores: Prozorovsky, Suvórov y Brink de1775 a 1780]. Revista Русская беседа [Conversación rusa].

[4] Suvórov, A.V. (1949). Документы. Т. I [Documentos. Tomo I]. Moscú: Boenizdat, p. 45.

[5] Dubrovin, N. (1885) Присоединение Крыма к России. Т. II [Anexión de Crimea a Rusia. Tomo II]. San Petersburgo: Tipografia Imperatorskoi Akademii Nauk , p. 594.

[6] Suvórov, A.V. (1949). Документы. Т.II [Documentos. Tomo II]. Moscú: Boenizdat, p. 89; Dubrovin, N. (1885) Присоединение Крыма к России. Т. II [Anexión de Crimea a Rusia. Tomo II]. San Petersburgo: Tipografia Imperatorskoi Akademii Nauk, p. 708-710; ЦГВИА [Archivo Estatal Central de Historia Militar]. ф. ВУА [Fondo del Archivo Científico Militar]. Carpeta 221. Folio 20-23(reverso).

[7] Suvórov, A.V. (1949). Документы. Т.II [Documentos. Tomo II]. Moscú: Boenizdat, p.  92.

[8] Sakovich, P. (1858). Исторический обзор деятельности гр. Румянцева-Задунайского и его сотрудников: кн. Прозоровского, Суворова и Бринка с 1775—1780 [Reseña histórica de la actividad del conde Rumyantsev-Zadunaisky y de sus colaboradores: Prozorovsky, Suvórov y Brink de1775 a 1780]. Revista Русская беседа [Conversación rusa]. Cuaderno II,  p. 92-93, 94, 96-98, 99, etc.

[9] ПСЗ [I Código Completo de Leyes del Imperio Ruso]. Tomo XX. № 14851.

[10] ЦГВИА [Archivo Estatal Central de Historia Militar]. ф. ВУА [Fondo del Archivo Científico Militar].Carpeta 2374 Описание походов россиян против турков [Descripción de las campañas de los rusos contra los turcos]. Folio 19.

[11] Revista Русский архив. Тетрадь восьмая. [Archivo Ruso. Cuaderno 8]. (1874). Moscú: Petr Bartenev,  p. 893-896.

[12] DRUZHININA, E.I. (1955). Кючук-Кайнарджийский мир 1774 года [La paz de Küçük Kaynarca. Año 1774]. Moscú: Akademia Nauk SSSR, p. 351.

[13] Fadeev, A.V. (1950). Суворов на Дону и в Приазовье [Suvórov en el Don y en Pryazovia]. Rostov del Don: Rostizdat, p. 30.

[14] Tsagareli, A. (1902). Грамоты и другие исторические документы XVIII столетия, относившиеся к Грузии. T. II [Cartas y otros documentos históricos del siglo XVIII relacionados con Georgia. Tomo II]. San Petersburgo: Tipografia V.F. Kirshbaum, p. 34.

[15] Dubrovin, N. (1886). История войны и владычества русских на Кавказе. T. II [Historia de la guerra y la dominación de los rusos en el Cáucaso. Tomo II]. San Petersburgo: Tipografia departamenta udelov, p. 148-150.

[16] Сборник РИО [Recopilación de la Sociedad Histórica Rusa], t. 47, p. 172.

[17] Архив князя Воронцова [Archivo del príncipe Vorontsov], libro XII, p. 125.

[18] Сборник РИО [Recopilación de la Sociedad Histórica Rusa], t. 47, p. 191-192.

[19] ЦГВИА [Archivo Estatal Central de Historia Militar]. Fondo No 52, registro II, carpeta 2 (1787), folio 1-2.

[20] Ibíd., fondo no 52, registro II, carpeta 2 (1787), folio 1-2.

[21] Martens, F. (1874-1909). Собрание трактатов и конвенций, заключенных Россией с иностранными державами. T.II [Tratados y convenciones firmadas entre Rusia y otras potencias extranjeras. Tomo II]. San Petersburgo: Tipografia Ministerstva putei soobschenia, p. 96, 107-116.

[22] Ibíd.,T. XIII, p. 201-234.

[23] Ibíd., T. IX (X), p. 307-310.

[24] Сборник РИО [Recopilación de la Sociedad Histórica Rusa], t. 47, p.19-20.

[25] История дипломатии.T. I (1941). [Historia de la diplomacia. Tomo I]. Moscú: Sotsekgiz, p. 289-291.

[26] Тезисы о 300-летии воссоединения Украины с Россией (1654 – 1954) [Tesis sobre el 300 Aniversario de la reunión de Ucrania y Rusia (1654-1954) ]. (1954). Moscú: Gozpolitizdat, p. 11.