A los 14 años de edad, Bentham fue aprendiz del contramaestre Grey del astillero de Woolwich. 

Bentham destacó por su ingenio siendo estudiante y gracias a ello gozó siempre de una actitud benevolente por parte del Consejo de la Flota.

En 1780, el joven ingeniero, por no ver futuro donde aplicar su talento, emprendió un viaje a Rusia y a otros países con el fin de estudiar las técnicas de construcción naval y el comercio marítimo de países extranjeros.

Con buenas cartas de recomendación en su poder, llegó a San Petersburgo en mayo de 1780. Durante su viaje por Rusia, conoció diferentes tecnologías sobre fundición y labrado de metales y, dos años después, presentó un informe a la Emperatriz. Bentham fue promovido al empleo de teniente coronel y por recomendación del príncipe Potiomkin, se dirigió a Jersón.

En 1787, Bentham fue mandado a Jersón para pertrechar la flotilla antes de la guerra contra Turquía. Allí, su ingeniosidad floreció. Reforzó buques pequeños y elaboró una mejora en artillería naval.

Al principio de la guerra ruso-turca (1787-1791), Bentham formó parte de las tropas bajo el mando de Suvórov.

En 1791, Bentham disfrutó de unas vacaciones y regresó a Inglaterra, con la intención de volver a Rusia lo más pronto posible. Debido a la muerte de su padre, se vio obligado a aplazar su regreso. Después de su partida, solamente visitó San Petersburgo una vez más.

En 1814, las tropas de Napoleón fueron derrotadas y Bentham junto con su familia decidió mudarse a Francia y no regresó a Inglaterra hasta 1827.

Murió el 31 de mayo de 1831.