Proveniente de la nobleza de Verona, realizó el servicio militar en Italia, en el Cuerpo de Infantería.
En 1785, siendo teniente, el príncipe Potiomkin de Táuride le invitó a ingresar en el servicio ruso a fin de desarrollar la sericultura en el sur del país.
Durante la segunda guerra ruso-turca (1787-1791) y durante los años posteriores, plantó en las tierras de Crimea miles de moreras, lo que dio inicio a la producción de seda. Hasta que no se obtuvo la cantidad suficiente de materia prima para la producción local, la manufactura procesaba con material importado que, por orden de Potiomkin, se intercambiaba por sal extraída en Crimea. Para facilitar la explotación de sal, Potiomkin encomendó al ingeniero N. I. Kórsakov construir puentes cerca de las salinas e instalar almacenes especiales. Todos los habitantes de la región, el dominio de Ekaterinoslav, Ucrania y parte de Bielorrusia se abastecían con la sal de Crimea.
El Conde de Parma fue nombrado guardián de la antigua planta estatal de la región de Novo-Vodolázhskiy y, en 1799, se convirtió en su director. En 1801, realizó un proyecto de modificaciones en el ámbito de la sedería y lo presentó al Emperador Pablo.
El Conde de Parma murió en 1815 con el grado de alto consejero.